Proceso
de transmisión
El tracto
gastrointestinal del insecto es el lugar donde se inicia la infección. Se
compone de tres secciones: intestino anterior, medio y posterior. El intestino
anterior se encuentra recubierto por una cutícula quitinosa y tiene una función
de almacenamiento. Una válvula separa el intestino anterior del intestino
medio. En este último se secretan enzimas y ocurre la absorción de los
alimentos. En la entrada y salida del intestino medio el pH es cercano a 7 pero
en la región central puede variar de 10 a 12 (Dow, 1992). El intestino medio
presenta una membrana o matriz peritrófica, la cual protege la superficie del
intestino del material abrasivo de los alimentos y limita el acceso de
microorganismos. Es desgastada por el paso de los alimentos y se regenera a
partir de células epiteliales localizadas cerca a la válvula anterior.
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Contaminación por ingestión ( Per os) de Baculovirus |
La transmisión horizontal
de los baculovirus sucede exclusivamente en los estadios larvarios del insecto,
siendo los primeros estadios los más susceptibles. Ocurre por vía oral o per os cuando los insectos consumen
alimento contaminado con OBs. Los OBs y las partículas de alimento viajan por
el intestino anterior hacia el intestino medio. Los lepidópteros tienen un
intestino medio alcalino (pH 10-11) que provoca la disolución de la poliedrina
y, por ende, la liberación de los viriones ocluidos en el lumen de intestino
medio. Estas partículas virales liberadas son los ODVs, que atraviesan la
membrana peritrófica (MP) para, a continuación penetrar en las células del
intestino medio, donde realizan un primer ciclo de replicación (Fig. 5). En
estas células brota el otro tipo de virión conocido como BVs, que penetra la
lámina basal con la ayuda de proteasas (Caballero et al., 2009).
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Larva consumiendo dieta contaminada con OBs |
Los BVs se forman cuando
la nucleocápsida abandona la célula en la que ha sido sintetizada y adquiere
una envoltura al atravesar la membrana citoplasmática de la célula huésped por los
puntos donde se han insertado glicoproteínas codificadas por los virus (Slack y
Arif, 2007).
También
existe la transmisión transovarial y transóvulo, aunque con frecuencia relativa
menor. De manera general, la larva muere a partir de sexto o séptimo día, aunque
este periodo es variable y está dictaminado principalmente por la cepa viral
empleada, estado de desarrollo y las condiciones ambientales (Melo-Molina,
2001). Generalmente, las células afectadas son las de la matriz traqueal, el
cuerpo graso, el tejido muscular, el nervioso, el reproductivo, el glandular,
los hemocitos y las células epiteliales. Poco antes de la muerte, los insectos
infectados se vuelven pálidos, flácidos y frecuentemente suben a las partes
apicales de las plantas donde mueren. El cuerpo del insecto se fragmenta
liberando millones de cuerpos de inclusión, que contaminan el follaje inferior
permitiendo la transmisión a otras larvas susceptibles que se alimentan de las
planta y finalmente producirán el siguiente ciclo de infección (Caballero et al.,
2001)
Ecología
de los baculovirus
Los
baculovirus tienen una función ecológica como reguladores de poblaciones de
insectos. Por varias décadas han sido utilizados como agentes de control
biológico, ejemplos de ello son el uso de los nucleopoliedrovirus en el control
de Anticarsia gemmatalis Hübner (Lepidoptera:
Noctuidae), Helicoverpa zea Boddie
(Lepidoptera: Noctuidae) y Lymantria
dispar Linnaeus
(Lepidoptera: Lymantriidae), entre otras especies plaga (Slack y Arif, 2007).
Dispersión
La dispersión de los
baculovirus ocurre por medio de factores bióticos y abióticos. La dispersión
abiótica de los baculovirus ocurre principalmente a través del viento y la
lluvia y en cambio la dispersión biótica es promovida por el huésped,
parasitoides, depredadores, saprófagos y/o por efectos de la actividad humana
(Caballero et al., 2001; Hosteter y Bell, 1985).
Dispersión abiótica
Los NPV pueden persistir
por décadas en suelos sin disturbios donde pueden ser transportados
abióticamente del insecto hospedero a la planta para iniciar epizootias. En
algunos casos los NPV pueden permanecer viables hasta 41 años (Thomson, et al., 1981). Olofsson (1988) comprobó que
partículas de polvo pueden causar epizootias, aunque el transporte suelo-planta
puede entenderse como un aspecto crítico de la correlación de epizootias con el
suelo como reservorio, este aspecto ha sido estudiado a detalle solo
recientemente. Fuxa et al., (2001) clasificó patrones en la distribución
vertical y horizontal en el suelo en parcelas de cultivos. Fuxa y Richter (1996,
1999, 2001, 2006) estudiaron los efectos de manejos agrícolas y la lluvia en
relación a la supresión de poblaciones de insectos por NPV del suelo,
incluyendo la rotación de cultivos. También relacionaron el transporte de NPV
del suelo a las plantas para especificar tipos de suelo, mezclas, velocidades
de viento, cantidades de lluvia y altura de la planta encontrando que
concentraciones de 5x108 a 5x106 OBs en las capas
superficiales del suelo fueron transportadas a las plantas por el viento o la
lluvia, pero no incluyeron profundidades o distancias como un factor
experimental. Posteriormente, Fuxa et al. (2007) estudiaron las distancias y
profundidades de las cuales los OBs pueden ser transportados del suelo a la
planta bajo condiciones conductivas o no conductivas de transporte abiótico,
resaltando que el uso de estos virus como control a largo plazo depende de
predecir epizootias y control de plagas basadas en las concentraciones de NPV
en el suelo y esto podría enormemente mejorar con el entendimiento del
transporte suelo-planta. La disponibilidad de rutas de transmisión de NPV en el
ambiente determina en gran medida el curso de eventos durante epizootias
naturales y después de las aplicaciones de virus.
Dispersión
biótica
En la dispersión biótica,
el hospedero es lo más importante. Los huéspedes pueden transmitir infecciones
secundarias en la misma generación larvaria así como infecciones primarias en
generaciones tardías. Desde que las larvas son infectadas por la ingestión de
follaje contaminado, la cantidad y distribución del virus en el follaje durante
el periodo de alimentación larvario determina el nivel de infección primaria en
una población. Una larva enferma es la fuente de dispersión del virus más
concentrada disponible para su dispersión, las hojas de las plantas usualmente
se vuelven infecciosas para la siguiente generación larvaria. Existen otros
agentes causales secundarios como: Aves, parasitoides, escarabajos, chinches,
crisopas, tijerillas entre otros depredadores que pueden contaminar el follaje
con sus heces y estar involucrados en la dispersión del virus (Castillejos et
al., 2001). Los OBs de los baculovirus pasan a través del intestino de algunos
depredadores sin una pérdida significativa de infectividad (Beekman, 1980;
Abbas, 1988; Castillejos et al., 2001). Esto se debe a que la mayoría de los insectos
depredadores tienen un intestino ácido. En cambio, la alta alcalinidad en los
intestinos de lepidópteros fitófagos degrada la matriz proteínica de los OBs
(Granados y Lawler, 1981). Para la mayoría de los baculovirus el principal
reservorio de OBs es el suelo donde pueden permanecer activos por periodos
largos de hasta varios años (Fuxa, 2004; Caballero et al., 2009, Peng et al.;
1999).
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